En los primero días de diciembre tres atletas del programa de trailrunning de nuestra rama enfrentaron duros desafíos de ultra distancia. Roberto y Benjamín Belloni (padre e hijo) en la carrera por etapas El Cruce que suman 100K en total, y Cecilia Pérez 50K en Ushuaia, ambas carreras en la Patagonia Argentina. Les dejamos sus emocionantes race report.
Por Benjamín Belloni
ETAPA 1 – 30k
El primer día enfrentamos el primer tramo (15k) subiendo el Cerro Catedral hasta su cima (2.082 msnm) y luego una bajada por bosques increíbles. Los siguientes 15K fueron en plano y algunas subidas bordeando el Lago Gutiérrez pasando por Bosques y ríos hasta llegar al campamento. Fue una etapa rápida, con D+ 1.713 y D- 1.948.
ETAPA 2 – 31k
El segundo día el clima empeoró y amanecimos con una leve nevada, una pista a lo que íbamos a enfrentar. En esta etapa la ruta era mucho más técnica, partiendo en el Cerro Lago de 17-18K por bosques nevados y arroyos congelados. En la cima a 1.879 msnm, hicimos 7K de filos, para mi lo más desafiante que he vivido, con vientos de 70km/h y una sensación térmica de -20, donde parar significaba congelarse. Igualmente terminé con cara y manos congeladas. Luego fuimos de bajada recuperando temperatura, sin duda una bajada de cuento y muy técnica (1.620m en 5K). Los últimos 10k planos bordeando parte del lago Mascardi hasta llegar al campamento 2 a orillas de este precioso lago y con algo de sol. En el campamento nos comentaron que algunos corredores tuvieron que ser desviados en la subida debido al clima que se enfrentaba en los filos. Hubo varios corredores con principios de hipotermia y lesiones oculares por el frio. D+ 1.619m y D- 1.620m.
ETAPA 3 – 35K
El tercer día fue un regalo. Día totalmente despejado, digno para cerrar esta experiencia única y luego de un día en que mucha gente lo paso mal.Tomamos un bus hacia el lago Gutiérrez; 10K en subida hasta la cumbre del Cerro Otto (1.359 msnm), luego una bajada de 5K para enfrentar la siguiente subida de alrededor de 5K al Cerro San Martin (1.251 msnm). En esta segunda bajada las piernas ya estaban con mucha carga acumulada pero ahí es donde comenzaba la competencia interna en donde la cabeza es la que manda y en donde el tiempo en llegar ya no importaba, sino el hecho de llegar a la meta y de forma entera, sin lesiones y disfrutando los últimos kilómetros los cuales para regalo fueron con una última cumbre sufriendo pero contento de haber realizado una carrera increíble. D+ 1.753m Y d- 1.526m. Fueron 3 etapas con rutas y climas distintos, con grados de dificultad donde se le exige al cuerpo, pero a la mente aún más. Los paisajes ayudan a encontrar una paz interna y de satisfacción en donde uno se siente orgulloso de estar ahí.
Esta carrera la hice en compañía de mi padre, aunque cada uno en sus tiempos, gracias a él y gracias a que siempre me ha inculcado el deporte desde muy chico, es que me desafié en un reto que no todos están dispuestos a tomar, y que en mi caso representa una puerta a enfrentar nuevos!
Empezaré por el final… Este año si cruce la meta. La carrera es maravillosa y bella, bien organizada, los pas están donde dice que están y tienen de todo incluso cuando se va de la mitad hacia atrás. Bien marcado y en las situaciones de emergencia respondieron como se debía, incluso con rescate en alta montaña, viento, granizo y lluvia incluido.
Al subir el clima cambió a mal, comenzó un desfiladero de piedra con viento muy fuerte por la espalda y hacia abajo y granizo pequeño pero muy tupido, no pudimos seguir, no me desmoralice porque en ese momento solo temía por mi vida. Nunca había estado en una situación tan riesgosa en carrera y cuando pensé que podía morir ahí si hacía algo mal, me concentré en salir de ahí. Logré salir, pero por otra ruta, éramos varios, una de las chicas venía mal, pero llegaron de la organización a ayudarnos. Me dispuse a seguir en carrera pero por otro camino, que me acortó 4 kilómetros, pero a esas alturas y con 11 horas ya en el cuerpo no me importaba. No saben la felicidad que me dio cuando dicen «2k y está la meta». Llegué con sentimientos encontrados por los kilómetros de menos, pero con el corazón llenito, tenía aún rodillas y piernas, eso era más que suficiente para mi. Fueron 11 horas 30, yo había planeado solo 11 pero nunca anticipé la nieve ni el barro. Me siento conforme y feliz.