El 17 de noviembre se realizó la segunda versión del 70.3 Ironman de Valdivia. Una gran delegación nos repuesto. En la oportunidad Diego Moya se quedó con el primer lugar con un tiempo récord en dicho evento de 3:35:30. Les dejamos el reporte de algunos de nuestros compañeros:
Sebastián Leppe “Hice una natación muy rápida con Benja Moya, saliendo punteros y manteniéndonos adelante en la bici para sostener la ventaja. En la corrida me mantuve 4° en la general hasta el km 12, donde ya no pude sostener el ritmo, terminando 4° en la categoría y 11° en la general. Feliz con el rendimiento y la clasificación al mundial, un objetivo que me propuse a comienzos de año y que refleja el compromiso conmigo mismo y con mis entrenadores. Esto solo me motiva a seguir buscando nuevas metas.”
Ignacia Urrutia “La preparación fue difícil: rodillo 5 am, natación 6 am, trotes nocturnos, más trabajo y familia. A veces frustraba no cumplir al 100% con el plan. En Valdivia, el foco fue controlar el pánico en el agua. La natación salió mejor de lo esperado: agua calma, buena temperatura y pude disfrutarla, saliendo muy feliz.
La transición me dio tiempo para pensar en la bici. A los pocos kilómetros empezó a llover fuerte, pero logré manejarlo bien, cuidando bajadas y haciendo mi mejor tiempo en ciclismo. En el trote, el apoyo del club fue clave. Costó, pero completé las vueltas y entré a la meta por la alfombra del Ironman con mucha emoción: aplausos, lágrimas y la satisfacción de lograr mi mejor tiempo en mi 8° 70.3.”
Constanza Otero Mi 2º 70.3, pero el primero con UC. El proceso estuvo lejos de ser perfecto: llegué sin mucha expectativa, incluso pensé que no podría correr, porque me fracturé la mano hace 3 meses. Sin embargo, fue una gran experiencia. La natación, mi fuerte, la gocé. El río se sintió como piscina: temperatura perfecta, corriente a favor, volé hasta el puente y la T1. Al salir empezó a llover y no paró en los primeros 30 km; caía agua a balde. Las zapatillas llenas de agua y decidí bajar el ritmo, porque mi objetivo era terminar. Llovió mucho en la bici, y llegué a la T2 empapada. Por suerte mis zapatillas de trote estaban secas. El trote costó: pude mantener mi ritmo hasta el km 7, pero luché por mantenerme en el plan. Crucé la meta feliz, convencida que la cabeza lo puede todo.”